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Aprendiendo a emprender

Por: EDUCREAR  |  Miércoles 18 de Agosto de 2021

Fundación Paraguaya es una organización pionera en micro finanzas y emprendedurismo que incorporó una escuela autosustentable y un semáforo educativo que permite medir datos de estudiantes para generar soluciones innovadoras.



Durante 1985, Fundación Paraguaya surgió de poder cambiarle la vida a la gente y devolverles a las familias la dignidad que les pertenece. En esos años Paraguay estaba bajo la dictadura del General Stroessner y no existían organizaciones no gubernamentales dedicadas al desarrollo económico.

Con un novedoso sistema de préstamos educativos a grupos solidarios y comités de mujeres comenzaron a desarrollar un programa de apoyo a vendedores ambulantes y microempresas yuyeras, chiperas, costureras, almaceneras, carpinteros, zapateros y mecánicos. 

Para 1995, la organización entendió que era necesario expandir el conocimiento a los hijos de las vendedoras ambulantes, por lo que diseñaron un proyecto educativo para que niños y niñas aprendan a ser emprendedores. La idea escaló hasta llegar a la mayoría de los colegios públicos y privados del país.

Durante estos 25 años desde que desarrollan la iniciativa más de 100.000 personas fueron beneficiadas. Educación Emprendedora busca despertar el espíritu emprendedor de jóvenes para que las experiencias y conocimientos adquiridos en base a su propio esfuerzo puedan forjarse un futuro mejor para ellos y sus familias. 



Junto a este proyecto crearon un concurso que funciona como una herramienta pedagógica y permite la toma de decisiones sobre la importancia de la actitud emprendedora como superación personal y el desarrollo económico de las instituciones educativas. Mediante la creación de emprendimientos escolares rentables con un enfoque social de autogestión, el objetivo es lograr que puedan gestionar soluciones de manera proactiva.

“Utilizamos el rol docente para llegar a los alumnos. Tuvimos casos de éxito dónde toda la institución se involucró y lograron articular todas las materias con el proyecto”, comenta Jorge Espínola, coordinador de Educación Emprendedora.

Fundación Paraguaya trabaja en más de 200 comunidades para lograr un país más fructífero y que logre superar las dificultades históricas. Hace unos años incorporaron una escuela autosustentable que les permite a las familias campesinas pobres producir sus propios alimentos. El modelo es un éxito en el país y es estudiado en varias partes del mundo.

Hasta el momento cuenta con tres instituciones educativas en Paraguay: Cerrito, Belén y Mbaracayú.

La primera experiencia fue la escuela ubicada en el Departamento de Presidente Hayes que cuenta con 17 unidades didácticas y productivas, agrupadas en cinco grandes áreas: producción animal, producción vegetal, planta láctea, hotel y panadería. Las producciones, que son impulsadas por profesores y alumnos, sirven al doble propósito de generar recursos para sostener la escuela y al mismo tiempo transferir habilidades a los alumnos a través de la metodología “Aprender haciendo, vendiendo y ganando”.

La institución, que cuenta con alrededor de 30 docentes y funciona bajo la modalidad de internado, tiene 150 alumnos de entre 15 y 17 años. Los jóvenes terminan con una doble titulación: técnico agropecuario y técnico en hotelería y turismo.

La gran mayoría de los alumnos vienen de familias rurales, en condiciones de vulnerabilidad económica. Si bien la cuota para asistir a la escuela es de US$ 18 mensuales, el 70% de las y los estudiantes tiene una beca. Y de toda la matrícula, el 45% son mujeres.

En primero y segundo año los jóvenes pasan por todas las unidades productivas. En tercer año eligen una para especializarse y enseñar a los más chicos. Además, durante el último año todos los estudiantes deben desarrollar un plan de negocio.

Fundación Paraguaya se hizo cargo de la Escuela Cerrito en 2003 cuando la congregación de Hermanos de La Salle le donó el establecimiento debido a la falta de subsidios y rubros prometidos por el gobierno. 

La primera medida fue abandonar el subsidio del Estado y trabajar para que la escuela funcionara de forma rentable. Se propusieron como meta alcanzar la sostenibilidad en cinco años, y lo cumplieron. Mientras tanto, la Fundación Paraguaya cubrió el déficit operativo de la escuela con los beneficios que obtenían de su tradicional programa de micro finanzas.

“Las unidades de negocio creadas en la escuela tienen un doble propósito: enseñar y generar recursos. Para que los chicos aprendan no solamente a producir es que cambiamos la metodología y la denominamos “aprender haciendo, vendiendo y ganando””, afirma Luis Fernando Cateura, gerente del programa Escuela Autosustentable.

Al trabajar con sectores vulnerados es que deben poner especial atención a la autoestima de los chicos y chicas que asisten a la escuela. Para Luis Cateura el primer abordaje que realizaron fueron “la formación en conocimientos técnicos”, pero con el correr del tiempo entendieron que la “relevancia también otros aspectos” que generen confianza para resolver problemas.

Desde el 2005 la Fundación Paraguaya se esfuerza en difundir el modelo de Escuela Autosostenible a todo el mundo buscando que otras instituciones lo adopten y repliquen. Para ello, creó la red Teach A Man To Fish, con sede en Londres. Con el mismo objetivo, en el 2012, la Fundación se convirtió en una ONG registrada en Tanzania y desde entonces apoya cinco escuelas independientes en las regiones de Morogoro, Iringa y Njombe.



“Desde 2019 diseñamos un Semáforo Educativo para conocer las problemáticas en Paraguay respecto a la educación. Tenemos muy bajos resultados académicos y queríamos medir algunos indicadores de manera participativa”, explica Patricia Falcón, desarrolladora del proyecto.

El Semáforo Educativo es una herramienta que busca impulsar el potencial de los estudiantes, docentes y padres o tutores para alcanzar el éxito educativo y empoderarlos en el proceso de aprendizaje. Haciendo uso de la tecnología, los participantes autoevalúan sus condiciones educativas actuales, visualizando sus brechas, desafíos y fortalezas para diseñar estrategias personalizadas con el fin de alcanzar sus objetivos.

Con los datos obtenidos se generan acciones específicas de acuerdo con los desafíos identificados. La iniciativa surge tras la preocupación que reveló un estudio en el que se observa que de cada 10 niños que entraron este año al jardín, solo 4 terminarán el bachillerato.



“Los estudiantes, por ejemplo, nos demuestran que su prioridad es el bienestar emocional o aprender a tomar notas o que los profesores expliquen de una manera que los mantengan más motivados y enfocado”, explica Falcón.

El Semáforo Educativo está conformada por indicadores que se dividen en dimensiones, para las cuáles se utilizan los colores rojo, amarillo y verde para representar tres posibles respuestas. Además de empoderar, los datos recogidos a través del Semáforo han demostrado su utilidad también para las comunidades, organizaciones, empresas, proyectos y gobiernos.

La herramienta presentada por la Fundación Paraguaya, permite tomar acciones concretas dentro del sistema de aprendizaje, con el fin de activar el potencial de los estudiantes, docentes y padres para alcanzar un mayor éxito en sus metas y objetivos. Los estudiantes autoevalúan sus condiciones de aprendizaje y bienestar, que luego implementan con un plan personalizado según sus prioridades, mientras que los docentes autoevalúan sus prácticas pedagógicas y las condiciones que mejoran la experiencia educativa para sus estudiantes, determinando sus fortalezas y oportunidades de mejora, a la par que los padres o tutores autoevalúan las condiciones que facilitan la educación de sus hijos para crear acciones concretas de apoyo.
 

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