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Poner a girar los conocimientos

Por: EDUCREAR  |  Jueves 9 de Febrero de 2023

Artistas rosarinos combina la música y el teatro para abordar temáticas relacionadas con el sistema solar o el medio ambiente.

 



Una convocatorio del Complejo Astronómico de Rosario para que creadores presenten propuestas con motivo de su 30° aniversario, posibilitó que, en el año 2014, Vanesa Baccelliere presente Canciones en Órbita, una obra que enseña la astronomía de manera divertida.

En principio, se buscaba un repertorio de canciones clásicas y populares que tuvieran a la Luna como protagonista. Pero Vane fue más allá. Presentó la idea de abordar al Sistema Solar pensando en un público infantil, sabiendo que muchas veces este es un tema complejo por la dificultad de su léxico.

La propuesta, bajo la dirección de Natalia Zatta, busca ser un viaje interestelar a partir de diferentes ritmos musicales. Toda esta travesía se desarrolla de la mano de una científica y sus asistentes, que a veces ayudan y otras la complican.

“La posibilidad de quedar seleccionadas en el concurso nos dio el puntapié para iniciar un camino muy emocionante y que día a día va creciendo”, sostiene Zatta.

El proyecto actoral se convirtió en disco durante 2016 gracias a la Editorial Municipal de Rosario. Siendo de forma gratuita la distribución de esta obra, es posible que cualquier niño o niña tenga al alcance el universo mágico de las canciones, comprendiendo que es posible aprender sobre los planetas, las estrellas y los satélites de una manera innovadora.



Las ocho canciones son historias que relatan, mediante personajes tiernos y palabras, el día a día de un chico. Como en “Que vuelva el sol”, que con un ritmo de folklore habla de un “señor gordito que anda tirando rayitos” y que cuando se aleja hace frío o si se acerca hace calor.

También, en temas como “La canción de las diferencias” o “Linterna sin fin” se abordan asuntos como la posibilidad de convivir con personas que piensan diferente o sobre acompañar a las niñeces cuando pierden una persona querida.

Hay una idea del juego en la propuesta del grupo. Música latina y litoraleña, rock y marchas son algunos de los ritmos que van sonando mientras se desarrolla la obra. 

El espectáculo transcurre en el laboratorio de la Dr. Vuelapelos, en donde una científica vive preocupada por la posibilidad de que la sociedad comprenda lo que sucede en el cielo. Ese objetivo lo transita con dos asistentes: Andrómeda y Lyro. El primero suele confundir todo debido a que inventa historias fantásticas entre la luna y el sol.  Mientras que el segundo trata de poner los pies sobre la tierra con conceptos científicos claros, pero su problema es que se queda dormido a cada rato.

“Estamos hablando de dos lenguajes que dan la posibilidad de metaforizar y de estimular la fantasía. Con la música se aprende mediante el estímulo sonoro la vinculación con los ritmos. Además, el teatro nos permite que los espectadores participen desde la emoción, la risa o la duda para reflexionar sobre una temática específica”, detalla Natalia.



El tránsito de Canciones en Órbita los llevó a generar otra propuesta, pero abordando un aspecto que en los últimos años tiene cada vez más impacto: el medioambiente

Pica la Tierra cuenta la historia de lo que existe en el centro de la Tierra mediante ritmos de hip hop, candombe y cuarteto. El desarrollo de la obra habla sobre la historia de amor del geólogo espacial Auroro Investiguetti (Facundo Abdo) y la botánica Florida Paciencia (María Florencia Sanfilippo).

La obra fue estrenada en 2018 y cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y fue seleccionada por Escena Santafesina para realizar una gira provincial durante 2020.

Con un vasto repertorio de canciones educativas, los personajes detallan cómo surgieron los océanos, la separación de los continentes y temas que dejarán a grandes y chicos con la boca abierta.

“Nuestras obras abordan temáticas científicas y buscamos un emparentamiento con lo que nos rodea. Los términos científicos son introducidos de manera poética tanto en la música como en el teatro. Ambas obras instalan la pregunta como motor del conocimiento. Los niños se sienten interpelados por los personajes, lo que nos llena de orgullo”, concluye Natalia Zatta.
 

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