En los últimos años, la revolución que generó el feminismo, permitió esclarecer ciertas problemáticas que el sistema educativo venía reproduciendo sin asimilar los problemas que conlleva ciertas prácticas, tales como que las mujeres son minoría y representan apenas un tercio de alumnos.

Según datos de 2019, proporcionado por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), de 639.519 estudiantes que participan en la escuela técnica solo 233,333 fueron mujeres. La desigualdad que se evidencia en la participación de las mujeres en la educación técnica es una problemática histórica.

El artículo 40 de la Ley de Educación Técnica 26.058/05 habla de “igualdad de oportunidades”, incluso llama a implementar acciones para “promover la incorporación de mujeres en sus distintas modalidades, impulsando campañas de comunicación, financiando adecuaciones edilicias y regulando las adaptaciones curriculares correspondientes”.



Ana Rapoport es Coordinadora del Área de Equidad de Género del INET y charló con EduCrear sobre las dificultades que existen en el sistema educativo para las femineidades y las necesidades de generar un cambio hacia un sistema que permita incluir a todos sus participantes. Para la Socióloga la educación técnica mantiene “altos estándares de calidad”, pero requiere “altos niveles de exigencia, de compromiso y de intensidad”.

Educrear (EC): ¿Cuáles son las diferencias que se evidencian en la educación técnica respecto al género?

Ana Rapoport (AR): La base de ingreso arranca en 70-30 y hay diferencias muy notorias en cuanto a las especializaciones. También se evidencian diferencias en las trayectorias educativas donde las mujeres destacan con mejores indicadores educativos respecto a repitencia, abandono, egreso más rápido y se vuelvan a mayores estudios post secundario. Aunque la mayor dificultad es que encuentran menos trabajos relacionados a lo que vienen estudiando.

EC: ¿Por qué hay tan baja participación de la mujer en la educación técnica profesional?

AR: Se trata de un camino largo que tenemos que desasnar, pero vamos por el buen camino. Tenemos que desarmar diferentes cuestiones como la confianza de las familias hacia una institución que sea amable para recibir a sus hijos/as, el incentivo de las escuelas primarias en preparar a futuros ingresantes y preparar un entorno industrial que esté dispuesto a recibir mujeres y otras identidades. No podemos forzar un cambio rápido que no se mantenga en el tiempo.

EC: ¿De qué manera se cambia la lógica que impera en la ETP?

AR: Necesitamos una escuela más agradable, y para eso primero tenemos que modificar los espacios que están pensados para los hombres. La importancia está en que la escuela se adapte a las chicas y no las chicas a la escuela. Otra importancia está en visibilizar las problemáticas que suceden en la educación técnica para eliminar la naturalización sobre ciertos temas. 



El Área de Equidad de Género comenzó en 2018 como una Comisión que tenía como objetivo promover acciones destinadas a incorporar la perspectiva de género de manera transversal en cada área del INET. Para Ana Rapoport, su coordinadora, la importancia de este espacio estuvo en “instalar el tema en la agenda de la educación técnico profesional”

EC: También se necesitan modelos positivos…

AR: Una no puede ser lo que no conoce. No hay referentes mujeres en quién reflejarse y la idea está en encontrar una comunidad que vaya generando redes de pertenencia, de comunicación, de contacto y de consulta.

EC: ¿De qué forma se logra incorporar a la mujer dentro del imaginario de la educación técnica?

AR: Desde lo visual y lo comunicacional cuidamos mucho lo que se realiza en el Instituto Nacional de Educación Tecnológica. Queremos que las familias vean que en la folletería sobre un taller también existen mujeres.

Con la necesidad de conocer, visibilizar y encontrar alternativas para consensuar una agenda federal y un plan de acción en cada provincia. Para eso se creó una Mesa Federal de Género en Educación Técnico Profesional que intenta capacitar y sensibilizar a docentes y directivos de las escuelas como primer paso. “Este año buscamos que sean las jurisdicciones quienes nos propongan acciones que tiendan a la inclusión de la mujer en la educación técnica”, culmina Ana Rapoport