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Conocer el corazón de la escuela rural

Por: EDUCREAR  |  Viernes 22 de Diciembre de 2023

Un libro muestra el progreso que vivieron cuatro regiones de Perú a partir de la implementación de un proyecto educativo.



Cuando un país atraviesa una crisis, las sociedades vuelven a abordar el problema de la calidad educativa. Y con frecuencia reducimos el tema al contenido que se da en las aulas. Sin embargo, ese desafío es más grande: ¿cómo podemos formar personas competentes para la vida ciudadana cuando en la escuela se legitiman cotidianamente prácticas de discriminación y violencia?

Existen dificultades en la educación peruana que datan de muchos años: deficiencias en infraestructura, carencias de servicios básicos, falta de materiales, ausencia de autoridades, entre otros. 

Del mismo modo, las barreras burocráticas generan una distancia entre los ciudadanos y las autoridades. Esto se refleja cuando los proyectos de mejora no llegan a concretarse por los complicados procesos y la baja velocidad en su atención.

“Desde el corazón de la educación rural”, de Daniela Rotalde del Río, muestra el alcance de un proyecto que sacó de la rutina a diversas comunidades de cuatro distritos de Huari, Ancash. Se trata de entrevistas y grupos focales a estudiantes, familias, docentes, directores, líderes sociales y autoridades locales. 

Hay dos retos claves para el desarrollo: comprender la experiencia de los actores en los programas sociales y las propuestas efectivas para saldar los pendientes del sistema educativo nacional.

“El proyecto se propone una meta ambiciosa: transformar el sistema educativo. Alrededor de 10 años después, esperamos que fuera la comunidad la que proponga una agenda posible, la que pudiera defender desde los contenidos. Pasamos de un modelo donde la escuela enseña cuando alguien baja la información, a una sociedad que se siente parte de la educación”, detalla Daniela.



Enseña Perú, parte de la red Teach For All, es un programa que recluta y capacita a profesionales para que puedan ocupar las plazas vacantes en docentes en diferentes regiones. 

Si bien se trata de un servicio alternativo “su existencia contribuye, entre otras cosas, con la posibilidad de contar con más personal encargado de separar a los niños en la mayor cantidad de grados posibles y así el director pueda cumplir todas sus funciones”.

Uno de los grandes problemas de las entrevistas a los diferentes actores de la comunidad educativa es la “desconfianza” de los mismos debido a que “nadie se hace responsable”. Y una de las cuestiones que busca mostrar el libro es cómo se logró revertir ese malestar para “generar un tejido más orgánico dentro del sistema educativo”.

Al ser consultada sobre los principales errores que se cometen al formar a estudiantes, la autora resaltó “la especial valoración de la disciplina que muchas veces restringe al niño ser niño". La verticalidad, según lo presenciado, llega a desencadenar en frases y acciones violentas que no contribuyen a una formación segura de los menores. “Se trata de un tránsito que tenemos que hacer”.

En las áreas rurales, el acceso a servicios básicos como el suministro de agua potable (68,9%), electricidad (78,9%) y saneamiento (44,7%) es escaso. Solo el 28,2% de la población rural tiene entrada a estos tres servicios en conjunto, en comparación con el 82,6% de las áreas urbanas (INEI: ENAHO 2016). Tener internet en las zonas rurales apenas alcanza el 1%, en contraste con el 30,2% en las áreas urbanas.

Las mujeres en zonas rurales presentan la tasa más alta de abandono escolar (8,6%) en comparación con los hombres (6%). El abandono de las estudiantes mujeres en áreas rurales se debe principalmente a “motivos familiares” o “responsabilidades domésticas” (38%), mientras que esta razón es menos frecuente en el caso de los hombres (7%) (INEI, 2015). En cuanto a los estudiantes que hablan una lengua indígena, se ha observado que la tasa de abandono es más alta (9,1%) (MINEDU, 2016).



La diversidad de problemas que enfrentan las comunidades rurales se contrapone con sus ganas de aprender y la vocación por estudiar que presentan. Por ello, el cambio que se le propuso a Enseña Perú es “la intervención de nuevos programas: cómo atender la demanda de los docentes, trabajar el ecosistema educativo con las autoridades locales, un programa para trabajar con los padres de familia”. De esta forma la organización se transformó sustancialmente.

“En estos años aprendimos que la realidad la modifican la confianza y la valoración positiva de los actores sobre las habilidades socioemocionales o la educación basada en competencia. Además, el trabajo con autoridades locales generó cambios sustanciales y una demanda positiva", detalla Daniela Rotalde.

Un ejemplo que cita la autora es una secundaria en Chavín. Allí los estudiantes vienen de caseríos cercanos debido a que no tienen secundaria en sus localidades. El problema sucede que son jóvenes repitentes o con peor educación en sus comunidades por lo que los docentes estaban acostumbrados a “desecharlos” o no interesarse en su desempeño escolar. Tras varios años de inserción de este proyecto, los estudiantes tomaron notoriedad al empezar a trabajar desde sus talentos (dibujo, baile, artesanías) que antes no eran tenidos en cuenta. “Utilizar aquellos que los motiva como una parte fundamental de la tarea áulica”.

Además, las entrevistas con los estudiantes empezaron a brindar un marco sobre cómo valorizar el trabajo educativo que recibían. Al profundizar en las preguntas (¿qué te gusta ahora?, por ejemplo) empezaron a demostrar que había cuestiones alarmantes asociadas a la violencia física normalizada. “Descubrimos que para destrabar estas prácticas necesitábamos digerir lo que sucedía. Así fue que acercamos servicios públicos para contener las demandas y necesidades de los alumnos”, explican. 

“Desde el corazón de la educación rural” demuestra que la implementación adecuada de un proyecto permite cambios profundos en la educación. De esta forma se logró que la comunidad se implique en el sistema educativo público y se trabaje sobre la formación docente en toda la región. “Se han dado pasos enormes porque lo bueno del proyecto permite extraer aprendizajes que pueden ser replicados en otras zonas teniendo en cuenta la experiencia del actor en el sistema”, concluye Daniela Rotalde del Río.

 

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