La pareja pedagógica es un enfoque educativo basado en la interacción entre dos docentes en forma simultánea u organizada con un mismo grupo de estudiantes, quienes trabajan de manera conjunta para acompañar las trayectorias escolares. Un aspecto fundamental para el éxito de esta estrategia es establecer una comunicación fluida y constante entre los pares, lo que garantiza una resolución conjunta de las tareas y una enseñanza más efectiva. Al colaborar en la planificación y resolución de actividades, se fomenta la creatividad y el intercambio de ideas, enriqueciendo así las prácticas pedagógicas. Entendiendo las prácticas pedagógicas como un conjunto de acciones y estrategias que los docentes utilizan para guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus estudiantes. Estas acciones pueden incluir la enseñanza de contenidos, la comunicación y socialización de experiencias, la reflexión sobre el aprendizaje y la evaluación de los procesos cognitivos. El objetivo de las prácticas pedagógicas es promover una educación integral y cultural en las y los estudiantes, fomentando su desarrollo cognitivo, emocional y social.

Transformando las estructuras y rutinas tradicionales de enseñanza

El trabajo en pareja pedagógica implica una reorganización de los espacios y tiempos en el aula, desafiando las estructuras y rutinas. Con la colaboración entre docentes, se abre la puerta a la implementación de estrategias pedagógicas innovadoras y personalizadas, adaptadas a las necesidades individuales de los estudiantes. Esta flexibilidad permite abordar los contenidos desde diferentes perspectivas y estilos de enseñanza, promoviendo así un aprendizaje más significativo y motivador.



La reorganización de los espacios y tiempos en el aula para trabajar en pareja pedagógica depende de varios factores, como los objetivos de aprendizaje, las características del grupo de estudiantes, las actividades que se van a realizar y las normas y rutinas que se establezcan. No hay una única forma de hacerlo, sino que se debe adaptar a cada contexto y situación. Sin embargo, podemos dar algunos ejemplos de cómo se puede reorganizar el espacio y el tiempo en el aula:

Pueden dividir el espacio en diferentes zonas según el tipo de actividad que se vaya a realizar, por ejemplo: una zona de trabajo individual, una zona de trabajo grupal, una zona de exposición y/o una zona de recursos. Cada zona debe estar equipada con los materiales y el mobiliario adecuados para facilitar el trabajo. Por ejemplo, en la zona de trabajo individual puedes poner pupitres separados, en la zona de trabajo grupal puedes poner mesas redondas o rectangulares que permitan la interacción, en la zona de exposición puedes poner un pizarrón o un proyector.

Organizar el tiempo según el ritmo y la diversidad del grupo, alternando momentos individuales, grupales y colectivos es planificar. Por ejemplo, pueden empezar la clase con una puesta en común de los objetivos y las consignas, luego pasar a un trabajo individual o grupal según la actividad, después hacer una puesta en común de los resultados o las dificultades, y finalizar con una reflexión o una evaluación. El tiempo que dediquen a cada momento dependerá de la complejidad y la duración de la actividad, así como del nivel de atención y participación de los estudiantes.

Pueden distribuir las funciones y responsabilidades entre los  docentes que conforman la pareja pedagógica, según sus fortalezas, intereses y preferencias. Por ejemplo, uno puede encargarse de presentar los contenidos y dar las consignas, mientras que el otro puede encargarse de supervisar y orientar el trabajo de los estudiantes. O bien, uno puede encargarse de un grupo de estudiantes y el otro de otro grupo, según sus necesidades o dificultades. O también, uno puede encargarse de evaluar y el otro de retroalimentar. Lo importante es que ambos docentes estén coordinados y se comuniquen entre sí para asegurar la coherencia y la calidad del proceso educativo.

El desafío

Una planificación anual para trabajar en pareja pedagógica en la escuela es un proceso que implica una serie de pasos y acuerdos entre las y los docentes que comparten el aula. 

•    Establecer los objetivos y propósitos que se quieren lograr con la pareja pedagógica, así como las formas de trabajo, comunicación, evaluación y resolución de conflictos que se van a adoptar entre los docentes que comparten el aula.

•    Elegir la bibliografía que se va a utilizar para el nivel y el área de enseñanza, teniendo en cuenta el enfoque pedagógico que se quiere dar y la relevancia y actualidad de los contenidos.

•    Hacer un plan del día que indique las actividades, los tiempos, los recursos y las estrategias didácticas que se van a emplear en cada clase, siendo flexible y adaptable a las situaciones que puedan surgir y a las necesidades e intereses de los estudiantes.

•    Tener reuniones periódicas para coordinar, reflexionar, evaluar y retroalimentar el trabajo en pareja pedagógica, siguiendo un plan y una agenda establecida, y fomentando un espacio de diálogo, escucha y respeto entre los docentes.

•    Observar y documentar el proceso y los resultados de la pareja pedagógica, tanto a nivel individual como grupal, registrando las fortalezas, las dificultades, los aprendizajes, las sugerencias y las propuestas de mejora que se vayan generando a lo largo del año.

La pareja pedagógica se ha consolidado como una estrategia innovadora que potencia el proceso de aprendizaje en la escuela.  A través de una comunicación fluida, una planificación conjunta y una adaptación de las prácticas pedagógicas, esta metodología brinda beneficios tanto para los docentes como para los estudiantes. Al romper con las estructuras tradicionales, se fomenta la creatividad, la participación activa y el desarrollo de aulas heterogéneas, contribuyendo así a una educación más inclusiva y enriquecedora.